Hasta el próximo Rembrandt

Tengo una relación ambivalente con la tecnología; por momentos me maravilla y por momentos me aterra y aunque suele sucederme con frecuencia, nunca me había pasado al mismo tiempo, diríamos en simultáneo. Ocurrió esta semana, cuando me enteré (*) que un grupo de historiadores del arte, ingenieros, informáticos y analistas de datos consiguieron revivir a Rembrandt. Suena un poco raro, pero es verdad, porque aunque el genio del barroco holandés murió en 1669, esta gente consiguió crear un original de Rembrandt que Rembrandt nunca pintó.

El programa se llama The next Rembrandt (El próximo Rembrandt) y consistió en un relevamiento digital de información de los retratos de Rembrandt, desde la composición a la pincelada, desde la geometría facial a la sicología de los personajes. Todo esa información se convirtió en 148 millones de pixeles integrados por 168.263 fragmentos de pintura de Rembrandt, se introdujo en un software con un algoritmo especialmente creado para la ocasión y a través de una impresora 3D se convirtió en un “nuevo” retrato de Rembrandt. Asusta. Piensen un minuto; se trata de un retrato de alguien que no existió, que fue pintado como lo habría pintado un artista que está muerto, pero que de haber estado vivo –según el algoritmo-, lo habría pintado así.

Me asusta pero también maravilla, porque el ejercicio hace que hoy sepamos más de Rembrandt de lo que sabíamos; hoy sabemos con certeza la regularidad con la que escogía ciertas poses, los motivos por los que planteaba la luz de tal manera, la frecuencia con que componía la paleta con ciertos colores y muchas otras variables más. En una palabra, sabemos cuáles eran sus respuestas ante ciertos problemas porque detrás de todo, detrás de todos nosotros –incluso de los genios-, hay un patrón que puede ser analizado estadísticamente y dar una respuesta.

Episodio de la serie de ciencia ficción The black mirror
Episodio de la serie de ciencia ficción The black mirror

De todos modos, me recordó un capítulo de la serie de ciencia ficción, The black mirror, en el que el protagonista muere y su esposa se conecta con una compañía de internet que revive digitalmente a los muertos. ¿Como? Un software relevaba todo lo que había escrito en facebook y en twitter, todas las fotos que había colgado, los mensajes de voz y whatsapp que había enviado, para que luego una máquina hablando con la misma voz del muerto, reaccionara en una conversación telefónica como lo habría hecho si hubiera estado vivo. Simplemente, espeluznante.

Lo que me lleva a recordar, que más allá de patrones y algoritmos, lo que nos hace humanos es que somos únicos e irrepetibles y que el acto de crear para Rembrandt fue una aventura de riesgo y audacia absolutamente impredecible. Eso es lo que veo en sus cuadros, creo que fue así y espero que así siga siendo. Al menos, mientras sigamos siendo humanos.

 

*Gracias Fernando Álvarez Cozzi por mostrarme el video Next Rembrandt

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