Hacía ya tiempo que tenía pendiente una visita al Liceo Jubilar Juan Pablo II, una institución modelo que lleva adelante una inmensa labor en barrios de alta complejidad social, dándoles a los chiquilines herramientas para su futuro y sembrando esperanza en cada uno de ellos.
Finalmente el viernes 14 de junio, pudimos concretar el encuentro y la charla fue un deleite de principio a fin.
Era un grupo enorme de más de 70 chiquilines de diversos cursos del Ciclo Básico y hasta había ex-alumnos, que siguen asistiendo a las actividades extracurriculares. El entusiasmo y la curiosidad fue desbordante y así fuimos recorriendo bajo su estímulo, las actividades que llevo adelante diariamente, desde las columnas de radio a la prensa escrita, desde las conferencias a las clases de Historia del Arte.
Hablamos de la vocación y de los obstáculos para encauzarla, de cómo llegué a amar el arte y los libros y de todo lo que ellos nos ofrecen como instrumento de conocimiento y como enriquecimiento del espíritu.
Distinguimos entre el ámbito de la creación y la labor de la Historia del Arte y vimos y analizamos obras de Renoir, van Gogh, Kandinsky y Salvador Dalí.
Finalmente, hicimos «mesa chica» con el grupo que asiste a las clases de Expresión Plástica y hablamos de Barradas y de Torres García y ellos me contaron su experiencia en una reciente visita al Museo Blanes. Y charlando nos agarró la noche y así nos fuimos todos con los ojos llenos de arte y con el corazón más grande.
Solo tengo palabras de agradecimiento por el momento vivido y especialmente, quiero reconocer a los docentes que tuve el honor de conocer. Todos ellos hacen un trabajo increíble y lo hacen con una entrega y un amor que se respira en el aire.