Nuestro tiempo ha construido un culto a la originalidad. Las cosas valen en tanto novedad, en tanto las sentimos y las percibimos como nuevas. Sin embargo y hasta casi como un acto de humildad creo que nos vendría bien recordar, que toda originalidad es siempre heredera de algo o de alguien que le precedió. Porque la inspiración, ese misterioso y extraño don que impulsa la creación, está ligada a nuestra capacidad para incorporar aquello que nos sugiere lo que otro antes que nosotros, hizo, dijo o pensó.
Esto no implica negar la originalidad en las obras de arte, sino recordar que todo tiene un comienzo, que las cosas no surgen de la nada ni por generación espontánea. Y porque este mes de junio, estará animado por los extraños mecanismos de la inspiración, les quiero contar como ese gran pintor que fue Amadeo Modigliani, llegó a construir ese maravilloso universo de mujeres con el cuello largo.
Modigliani creó prácticamente toda su obra, en las dos primeras décadas del siglo XX y en aquel París bohemio y de café que anidaba en las calles del barrio de Montparnasse. Modigliani llevaba el espíritu de vanguardia en el alma y en el cuerpo, y no solo por que cultivara con tanto ahínco esa vida bohemia que terminó matándolo, sino porque ambicionaba crear un nuevo orden estético que alterara las estructuras imperantes y así por ejemplo, admiraba a la par de Picasso, la fuerza primitiva y antropológica del Arte Africano y de Oceanía.
Pero a la vez Modigliani era italiano, un italiano de pura cepa, culto y refinado, que se había formado en Livorno en el taller de Guglielmo Micheli, discípulo y amigo del gran Giovanni Fattori, líder de los macchiaioli, aquellos pintores de la mancha que fueron precursores de lo que luego conocimos como Impresionismo. Modigliani era italiano y como tal se sentía atado a esa cadena de tradición que une a Italia con la raíz greco-latina recuperada y amplificada por el Renacimiento, y renovada luego, por la excentricidad de los manieristas del siglo XVI.
Basta observar el maravilloso conjunto de desnudos reclinados que pintó en pleno siglo XX, para comprobar que son una genial reinvención de uno de los temas más tradicionales del arte italiano, aquellas lejanas Venus reclinadas que inmortalizaron en pleno Renacimiento artistas como Giorgione y Tiziano.
Basta observar sus espectaculares retratos de mujeres de cuello largo, ojos de almendra y hombros dislocados, para percibir en ellas una fantástica transformación de la estilización de los pintores del Renacimiento como Botticelli y de las elegancias de los manieristas del siglo XVI como Parmigianino. Por supuesto, que el resultado es una obra de vanguardia, una imagen sometida a la distorsión, al despojamiento y a la extrema simplificación del arte del siglo XX, pero su raíz, el germen que le da nacimiento es la receptividad a la sugerencia que llega del pasado. Y eso es lo que hace a la obra de este italiano soñador y bohemio, una visión única, nueva y original.
maestra sos genial lo que decis aca lo deberían leer muchos vanguardistas acuales, esta genialmente expresado
que clara concisa y super correcta estas una vez mas
un placer leerte pero mas sentirte
con el afecto de siempre
maestra sos genial lo que decis aca lo deberían leer muchos vanguardistas actuales esta genialmente expresado y explicado.
que clara concisa y super correcta estas una vez mas
un placer leerte pero mas sentirte
con el afecto de siempre
gracias por esa fantastica lectura de unm maravilloso pintor y la fecunda epo ca. Buen fin de semana y ya esperando el proximo viernes.
Ya se sabe q no hay nada nuevo bajo el sol.
No es novedad.
Lo genial es ver algo,asimilarlo sin darse cuenta,y crear algo distinto y maravilloso.
Brillante y clarísima, como siempre, Emma. Espero ansiosa los viernes, para seguir aprendiendo, mientras disfruto.
Inés
Encantadora nota con gran poder de síntesis
.Para leer y no olvidar nunca el concepto de continuidad de la creación artística.
Felicitaciones por ese comienzo de «les quiero contar…» personalmente es una invitación a leer , imaginar y casi escuchar el texto escrito.
Gracias Marta. Y sí el «les quiero contar…» es mágico…no en vano la oralidad, la necesidad de contarnos cosas amparados en la fantasía y la imaginación del cuento, sigue vivo a pesar de los siglos que nos distancian con el mundo oral. Gracias.
Excelente, corto y preciso.
No hay que ir tan lejos para poder ver cuadros de Modigliani, el Museo de Arte de Sao Paulo, tiene en su acervo varias pinturas de Modigliani, Si alguien viaja a Sao Paulo, no deje de visitar el Museo de Arte de Sao Paulo, es en la Av. Paulista.
Así es Laura, el Museo de Arte de San Pablo, es un fantástico museo, sobre todo en vanguardia. Gracias por el aporte…
Disfrutable de comienzo a fin…
Muy bueno.Claro y conciso y como siempre muy interesante.
Hola Emma,espléndido tu comentario sobre Modigliani .No hay con qué darle a los italianos.Donde van se destacan y en cada obra aflora ese entorno cultural milenario que los rodea.Qué síntesis tan lograda entre la imagen y los sentires que transmite. Es único.
Por estos lares nuestro Storm supo beber de esas fuentes. Como tú lo marcás, nada se inventa. Se recicla de acuerdo a la época y a la sensibilidad del artista.
Así es Matilde….si pensamos que París en las dos primeras décadas del siglo, estaba repleto de gente de todas partes del mundo y los que conseguían hacer la diferencia, eran aquellos que traían desde sus lugares esas huellas imborrables en su ADN artístico. Los rusos, los italianos, los japoneses…..
No te olvides Emma su ascendencia Judia.
Por supuesto Nelly, no me olvido de su ascendencia judía…pero en lo que tiene que ver específicamente con lo creativo, ya sea por formación como por influencia, Modigliani era un italiano y es ese aspecto, el que se manifiesta en sus obras. Lo judío va por otro lado…
Gracias Emma, como siempre lo tuyo impecable… y yo también recomiendo la visita al MASP en la Av. Paulista. Para recorrerlo varias veces.
Gracias Nilda….el museo de Arte Moderno de San Pablo, es fantástico!!!
gracias emma que sintesis tan lograda como siempre tus palabres son magicas
Excelente,Emma. En pocos renglones todo lo que trasmites. Gracias.
Ana Layera