Luz María Bedoya, Document Art Gallery, ArteBA, 2015
Ya lo dijimos la semana pasada -como suelen sentenciar los periodistas deportivos-, la creación pertenece al mundo interior del artista y la inspiración al exterior, a su capacidad para absorber los estímulos externos. Inspiración y creación son como dos hermanas, van juntas pero viven en hogares distintos y es tarea del artista conseguir que se lleven bien. A veces la cosa termina mal, otras veces el encuentro se vuelve una genialidad.
La semana pasada, recibí por mail una obra que se expuso en la reciente feria de arte de Buenos Aires (ArteBA). Se trataba de una pieza de la artista peruana Luz María Bedoya (Talara, Perú, 1969) que parodiaba con evidente referencia la famosa pintura de René Magritte «La traición de las imágenes».
Cuando la vi me dije: no hay nada de malo en la apropiación de la imagen creada por Magritte en 1929, pero también me pregunté, ¿que novedad aporta esta obra a la reflexión ya hecha por Magritte hace 86 años? Para mí éste es un perfecto ejemplo, de cuando las relaciones entre inspiración y creación salen muy pero muy mal y por eso, el resultado se acerca más a un insultante fiasco que ni siquiera tiene el buen gusto de funcionar como sátira o broma.
En las antípodas de estos sentimientos, hay veces en que las cosas salen muy bien. Y un buen ejemplo del feliz encuentro entre inspiración y creación, es a mi juicio la obra «Mártires» del video-artista Bill Viola (Nueva York, 1951), que se exhibe en la Catedral de Saint Paul de Londres.
Viola parte de la tradición del tríptico religioso, la vieja y maravillosa triple imagen simultánea que el Renacimiento y el Barroco consagraron como el modelo más eficaz para la narración visual. Pura tradición, que se reinventa en cuatro videos proyectados en «slow motion» en un gigantesco plasma, y que son de una pureza estética y una fuerza espiritual, solo comparable a la fuerza visual de un retablo de Peter Paul Rubens.
Viola toma como principio del martirio, la fuerza de los elementos naturales o sea la tierra, el aire, el fuego y el agua. Las figuras son vapuleadas por el poder de la naturaleza sin que ésta consiga destruirlas; son vulnerabilidad, cuerpo, sacrificio, entereza, purificación. Pura tradición, que reinventa el significado de la trascendencia espiritual del hombre.
Los mártires de Viola son conscientes del castigo, lo conocen y lo aceptan y por eso son mártires en la más antigua acepción del término, que es ser «testigos», testigos de la fe. Pura tradición paleo-cristiana, que se reinventa en contexto y significado, porque retoma a la vez, la vieja idea de los filósofos griegos que decía que de la combinación armoniosa de los cuatro elementos surgía la vida y también la muerte. Pura tradición, que reinventa la reflexión universal sobre el misterio de la existencia.
Video sobre «Mártires» de Bill Viola
«Martires» se apropia de la más profunda tradición filosófica, religiosa y artística de Occidente, pero para transformarlo desde nuestro conflictivo siglo XXI. En este caso, las cosas salieron muy bien pero muy bien y es gratificante que así sea.
Me encantó. Estas imágenes son muy impactantes.
Adoro a Magritte y me pasó lo mismo que a tí al ver la exposición de la artista argentina.
«Mártires» me movió el cuerpo.
Gracias.
Así es Ana…»Mártires» apela con tanta fuerza estética y espiritual la idea del cuerpo, nos deja sobrecogidos y asombrados. Gracias a tí por estar…
Nuevamente felicitaciones, la sencilles de las imagines lograron impactarme, dicen todo pero movilizar nuestro interior. Ya esperando la proxima. Mi abrazo ybeso para ti.
Me encantò!!!!!!!! Saludos
Distinto, pero buenísimo.- Me gustó mucho. gracias
Inés