La compañía del Capitán Frans Banning Cocq, conocida como «La ronda nocturna», Rembrandt, 1640-1642. Rijkmuseum, Amsterdam
¿Si le dieran a elegir, con quién pasaría Ud. la noche? ¿Con un seductor George Clooney en impecable smoking?, ¿con una sofisticada Kate Blanchet de largo, con Brad Pitt, con Scarlett Johansson? No sé que diría Ud. pero sí sé que diría yo: pasaría la noche con Rembrandt van Rijn.
No lo diga, ya sé que está muerto. Está muerto desde aquel día de 1669 en el que sus agotados huesos fueron a dar a una fosa común, tras haberse bebido la vida a golpes de excesos. Sin embargo, su rostro está allí; aquellos autorretratos que lo muestran gallardo y elegante en tiempos de alegrías y riquezas, y también los otros, aquellos en los que sin clemencia se pintó agotado física y espiritualmente, después de que su fabulosa Ronda Nocturna que tanto elogiamos hoy, se convirtiera en la piedra de toque de su largo y penoso descenso a los infiernos.
Y bueno, esta semana, un profesor de arte de la deliciosa ciudad de Harlaam, cuyo nombre es Stefan Kasper, tuvo la oportunidad de cumplir mi sueño y se pasó una noche a lo grande a solas con Rembrandt y la Ronda Nocturna. ¿Pueden imaginarlo?
Parece mentira, pero fue verdad y bien por él. Resulta, que este profesor de secundaria fue el ganador de una singular celebración que puso en marcha el Rijkmuseum de Amsterdam, con el fin de honrar al aluvión de visitantes que ha recibido desde que reabriera sus puertas en 2013 tras diez años de reformas. Y bueno, el profesor Kasper fue el visitante 10 millones y tuvo como premio una noche a solas con la Ronda Nocturna.
Todo fue previsto; el director del museo, Tacco Dibbits lo esperó en la sala de la Ronda en donde habían dispuesto una cómoda cama frente al cuadro; luego lo invitó a apagar las luces del museo y se le sirvió una cena de rey preparada por el chef Joris Bijdendijk (una estrella Michelin) y regada con vino y champagne francés.
Se tomaron las fotos de rigor, se fueron todos, se cerraron las puertas y Kasper quedó solo o mejor dicho, en la mejor de las compañías. Hacia él avanzaban con paso decidido y enérgico el Capitán Cocq y su teniente, porque es real que se salen del cuadro, porque entre luces y resplandores ópticos Rembrandt pintó el movimiento. Y pintó el olor de la pólvora de los mosquetes y el sudor de los milicianos, y también pintó la estridencia del tambor, los estandartes abriéndose como abanicos, el murmullo seco de las botas sobre el pavimento húmedo, los gritos, la algarabía, la niña inundada de luz que corre como si fuera una aparición sobrenatural….
Una imponente escena que es algo más que pintura, es la obra total, por eso La Ronda camina, se escucha, se huele, por eso La Ronda es la obra de arte absoluta y por eso sé a ciencia cierta, como sería mi noche a solas con Rembrandt.
Felicito a Emma de quien es lo primero que leo, Me encantó la propuesta de la noche ideal, el relato que hace de esa noche tan especial y la idea que comparto se que se mira con los ojos pero se ve con todo el ser, Lo que ve el que mira y lo mirado –sea lo que sea- entran en una comunión única . Por eso se explica con asombro de muchos que un grupo que mira algo vea cosas diferentes. y ¿con quién yo pasaría la noche? Me toma e sorpresa…pero sin sin duda sería con alguien que domine inteligente, sensible y poeticamente el don y arte de las palabras o las manos hábiles y sensibles de un pintor o algún bailarín en ese juego de miirar y ser mirado pudiera mágicamete entrar en su espacio y me hiciera gozar siendo su pareja de baile …una danza tribal.
¡Pah que agradezco tood lo que despertó en mí ese artículo! Felicitaciones nuevamente a todos ,,,especialmete a Raquel que me alcanzó este regalo edith
Que genia que sos !!!! Creo q también puede ser mi sueño ….. gracias
ORIGINAL Y BRILLANTE LA IDEA DEL DIRECTOR DEL MUSEO . UNA NOCHE CON REMBRANDT IMPRESIONANTE !!!!!! GRACIAS EMMA !!